domingo, 23 de marzo de 2014

Funeral de 300 dólares

Álcali
de la grieta en tu cara
brota.
Con cada gota
cada minúscula partícula
se quema el aire circundante
el ácido de mi aliento no la neutraliza.

Catarsis
semilla instantánea en el flujo imbécil del universo
tráquea rota y llena de humo de mil colillas digeridas
Aventuras espasmódicas
chorreantes
anquilosados miembros
como llenos de estropajo
de lianas secas
se carrizos huecos que silban con los alientos enmohecidos

La luna sobrevuela como vampiro
a la noche verde y gris de los pantanos
la vieja canción del viejo en la vieja casa
mientras el banjo podrido es devorado por cocodrilos ciegos
Su canto como de ganso moribundo reconforta el peso de las estrellas
hoy

Quien lleva la luz la trae bajo los brazos
cubierta del frío
la calienta con el azufre de sus venas
con las burbujas pestilentes de ruido y caos
Los pecados calientan agradablemente el frío del alma

Y fuera los pájaros arremolinados
arrastrados por el viento de la pretormenta
ceden como trapos descoordinados
y la lista de reproducción aleatoria insiste en lo sureño del asunto.



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Funeral de 300 dólares

Álcali
de la grieta en tu cara
brota.
Con cada gota
cada minúscula partícula
se quema el aire circundante
el ácido de mi aliento no la neutraliza.

Catarsis
semilla instantánea en el flujo imbécil del universo
tráquea rota y llena de humo de mil colillas digeridas
Aventuras espasmódicas
chorreantes
anquilosados miembros
como llenos de estropajo
de lianas secas
se carrizos huecos que silban con los alientos enmohecidos

La luna sobrevuela como vampiro
a la noche verde y gris de los pantanos
la vieja canción del viejo en la vieja casa
mientras el banjo podrido es devorado por cocodrilos ciegos
Su canto como de ganso moribundo reconforta el peso de las estrellas
hoy

Quien lleva la luz la trae bajo los brazos
cubierta del frío
la calienta con el azufre de sus venas
con las burbujas pestilentes de ruido y caos
Los pecados calientan agradablemente el frío del alma

Y fuera los pájaros arremolinados
arrastrados por el viento de la pretormenta
ceden como trapos descoordinados
y la lista de reproducción aleatoria insiste en lo sureño del asunto.



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sábado, 15 de marzo de 2014

Eufuria y Coaholl

En la ráfaga fugaz fue que la muerte pálida se deshuesó
su sombra inerte, plana contra el piso alargado en dedos tristes de agonías ajenas.
Las patas flacas de su transporte moribundo
Las patas flacas del ciego testigo ocular

Otra día cae del árbol una piedra enredada en marañas verdes y leñosas
Su forma de cruz la hace clavarse en la tierra craquelada y vieja
La vieja que mira se escribe una cruz con tierra verde en la cara

Y de súbito una tormenta infernal
negra
eclipsa
devora
la luz y la calma y la vejez del aire de este desierto
Y el viento no sopla sino escupe y gruñe y grita
Y el viento patea como mula histérica
como navaja de hambruna y pandemia
como residuo de duelo sonámbulo al alba.

Si no había nada aquí
menos ha quedado ya
si es que es posible descender incluso bajo la ausencia
Y bajo la ausencia es que creo que sobreviven los restos y cimientos de la covacha
Y bajo la ausencia inerte y poderosa creo que vive
el aliento último, el candor de las brasas frías
Creo, sí, con lágrimas en los ojos
que bajo toneladas métricas de ausencia y dolor y asco
pueden vivir extremófilas forma de vida
ausencia viva
carne muerta
ojos blancos que miran
pieles que escuchan el susurro del agua en las entrañas del mundo
una cueva de ciegos
un mundo de ciegos ocultos de los ciegos en sus ciegas cabezas retráctiles.
Enceguecimiento gratuito para todas y todos
los que zozobren a la orilla del vendaval
del aguacero
del terremoto universal.


Eufuria y Coaholl

En la ráfaga fugaz fue que la muerte pálida se deshuesó
su sombra inerte, plana contra el piso alargado en dedos tristes de agonías ajenas.
Las patas flacas de su transporte moribundo
Las patas flacas del ciego testigo ocular

Otra día cae del árbol una piedra enredada en marañas verdes y leñosas
Su forma de cruz la hace clavarse en la tierra craquelada y vieja
La vieja que mira se escribe una cruz con tierra verde en la cara

Y de súbito una tormenta infernal
negra
eclipsa
devora
la luz y la calma y la vejez del aire de este desierto
Y el viento no sopla sino escupe y gruñe y grita
Y el viento patea como mula histérica
como navaja de hambruna y pandemia
como residuo de duelo sonámbulo al alba.

Si no había nada aquí
menos ha quedado ya
si es que es posible descender incluso bajo la ausencia
Y bajo la ausencia es que creo que sobreviven los restos y cimientos de la covacha
Y bajo la ausencia inerte y poderosa creo que vive
el aliento último, el candor de las brasas frías
Creo, sí, con lágrimas en los ojos
que bajo toneladas métricas de ausencia y dolor y asco
pueden vivir extremófilas forma de vida
ausencia viva
carne muerta
ojos blancos que miran
pieles que escuchan el susurro del agua en las entrañas del mundo
una cueva de ciegos
un mundo de ciegos ocultos de los ciegos en sus ciegas cabezas retráctiles.
Enceguecimiento gratuito para todas y todos
los que zozobren a la orilla del vendaval
del aguacero
del terremoto universal.


viernes, 14 de marzo de 2014

Y la titulo "Sin título" porque soy bien transgresor del idioma

Ya los ciclos en los que vivo son cotidianos incendios y renacimientos italianos.
Y aunque me estoy acostumbrando a sacudirme cenizas nuevas cada tantos meses, no me llego a acostumbrar del todo a cada ciclo. Creo que llevar al extremo el "renovarse o morir" también mata un poco de esas células con las que uno está hecho.
Eso sí, se renovó mi música, videoteca, barriga...mis tanques de ocio están en niveles demasiado altos. Y lo malo es que el resucitar cuesta energía. Energía que se cobra de mi fuerza de voluntad...Para no darle vueltas al mismo cadáver, la procrastinación está a la orden de cada hora y me temo que su ejército supera como 50 a 1 a mis posibilidades de dejar de vagabundear en cuerpo y mente y ponerle los últimos tres clavos al ataúd del Yo recién muerto.
Sin embargo, no me quejo del todo. Disfruto esta repentina lucha perdida contra el muro invisible de la pereza más absoluta. Luego viene siempre la conciencia a carcomerle a uno el interior de los parietales. Ni "huerzas" tuve de ponerme a epitafiar adecuadamente al anterior chiquillo muerto.

Sí, hoy primero sé que tengo que vomitar aquí un poco de esta concupiscencia con el demonio de la pereza antes de ponerme pseudopoético y grandilocuente.

Siempre es bueno saber que hay ahí algún piadoso zoquete que siempre está peor que uno...más atrasado, más pobre, más hundido, más estresado, etcétera. Yo reconozco que me regocijo en la desgracia ajena hasta cierto punto. Pero sé que esta conducta en realidad es un placebo para que mi mente deje de sentirse culpable por estar únicamente "rascándome las bolas", como decimos en el vulgo.
En fin, creo que este espacio está diseñado también para que uno tire su basura psico-emocional y pueda restaurarse un poquitín las entrañas retorcidas, o mínimo dejarlas límpidas y circulando.

Hablando de entrañas pienso colgar un poco las mías para que se limpien, escurran la porquería y el viento fresco les devuelva un poco de vigor perdido. Residuos de ello han de quedar aquí, mi tendedero personal de basura mental.

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Y la titulo "Sin título" porque soy bien transgresor del idioma

Ya los ciclos en los que vivo son cotidianos incendios y renacimientos italianos.
Y aunque me estoy acostumbrando a sacudirme cenizas nuevas cada tantos meses, no me llego a acostumbrar del todo a cada ciclo. Creo que llevar al extremo el "renovarse o morir" también mata un poco de esas células con las que uno está hecho.
Eso sí, se renovó mi música, videoteca, barriga...mis tanques de ocio están en niveles demasiado altos. Y lo malo es que el resucitar cuesta energía. Energía que se cobra de mi fuerza de voluntad...Para no darle vueltas al mismo cadáver, la procrastinación está a la orden de cada hora y me temo que su ejército supera como 50 a 1 a mis posibilidades de dejar de vagabundear en cuerpo y mente y ponerle los últimos tres clavos al ataúd del Yo recién muerto.
Sin embargo, no me quejo del todo. Disfruto esta repentina lucha perdida contra el muro invisible de la pereza más absoluta. Luego viene siempre la conciencia a carcomerle a uno el interior de los parietales. Ni "huerzas" tuve de ponerme a epitafiar adecuadamente al anterior chiquillo muerto.

Sí, hoy primero sé que tengo que vomitar aquí un poco de esta concupiscencia con el demonio de la pereza antes de ponerme pseudopoético y grandilocuente.

Siempre es bueno saber que hay ahí algún piadoso zoquete que siempre está peor que uno...más atrasado, más pobre, más hundido, más estresado, etcétera. Yo reconozco que me regocijo en la desgracia ajena hasta cierto punto. Pero sé que esta conducta en realidad es un placebo para que mi mente deje de sentirse culpable por estar únicamente "rascándome las bolas", como decimos en el vulgo.
En fin, creo que este espacio está diseñado también para que uno tire su basura psico-emocional y pueda restaurarse un poquitín las entrañas retorcidas, o mínimo dejarlas límpidas y circulando.

Hablando de entrañas pienso colgar un poco las mías para que se limpien, escurran la porquería y el viento fresco les devuelva un poco de vigor perdido. Residuos de ello han de quedar aquí, mi tendedero personal de basura mental.

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lunes, 10 de marzo de 2014

La regla de las excepciones

Labios de noche azul
De ceniza roja, viva
Labios de intermitencia irremediable e infinita
Sonrisa torpe y bella,
alegría que se frunce ante la conciencia de saberse ilógica.

Y sobre todo las ganas estúpidas de meterme en ti...
En esa noche azul y brillante
En ese fuego rojo de aliento vivo
Las ganas de dejar que mi vida se apague y se encienda
al unísono de tus luces y caderazos

Iniciar el día con las pieles mezcladas
Terminarlo perdidos entre las sábanas
Y decían que nada era perfecto
Y aunque la mayor parte del tiempo tienen razón
Por un tiempo, tal vez corto pero eterno e inmutable
Desafiamos las leyes y a los dioses
Y vivimos una vida perfecta, de segundos,  quizá menos
Toda regla debe tener su excepción...y nosotros cumplimos con esta regla

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La regla de las excepciones

Labios de noche azul
De ceniza roja, viva
Labios de intermitencia irremediable e infinita
Sonrisa torpe y bella,
alegría que se frunce ante la conciencia de saberse ilógica.

Y sobre todo las ganas estúpidas de meterme en ti...
En esa noche azul y brillante
En ese fuego rojo de aliento vivo
Las ganas de dejar que mi vida se apague y se encienda
al unísono de tus luces y caderazos

Iniciar el día con las pieles mezcladas
Terminarlo perdidos entre las sábanas
Y decían que nada era perfecto
Y aunque la mayor parte del tiempo tienen razón
Por un tiempo, tal vez corto pero eterno e inmutable
Desafiamos las leyes y a los dioses
Y vivimos una vida perfecta, de segundos,  quizá menos
Toda regla debe tener su excepción...y nosotros cumplimos con esta regla

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jueves, 6 de marzo de 2014

De las 400 víboras, que también las hay

Se acarreaban
se dejaban llevar como papelitos en el aire limpio tras la lluvia
Moscas
empujadas por el hedor fétido
O víboras que siguen la promesa de una carne no tan podrida
Nos reímos de ellas
Les pisamos la cabeza con el Niño Dios de madera mal pintado
como si de un zapato se tratase
Lo mismo con las golondrinas
y las aves de cabeza roja y pecho gris
Volaban atorados entre vidrios limpios que les anunciaban un mundo
y al momento siguiente les tronaban el cráneo

Pese a todo, me dije yo, es bonito esto, ustedes.
Los grandes colosos nevados nos veían cuando el resto del mundo les parecía aburrido
Eso me dijeron aquella noche de insomnio helado
Promesas
También hubo promesas
y también desmayos y fracturas
Pero las nubes que sobre nosotros se posaron no se retiraron jamás
generaban la brisa fresca necesaria
parecían generar oxígeno y aroma a lluvia

Y seguía yo, terco, buscando al arquitecto selecto, medio año o así
Y apenas vengo a encontrarlo, luego de tanto intento, un último estallido
un lengüetazo final y doy con la saliva preciosa.
Y al final, pese a los imbecilismos, por encima de la suciedad mundana y vecinal
pese a los microbuses, combis, borracheras, amenazas de hormigas que pretendían acabarnos
aquí seguimos, torcidos uno entre el otro, como salto de tigre en circo
como clavo en la pared
te quedas
y yo también me quedo.

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De las 400 víboras, que también las hay

Se acarreaban
se dejaban llevar como papelitos en el aire limpio tras la lluvia
Moscas
empujadas por el hedor fétido
O víboras que siguen la promesa de una carne no tan podrida
Nos reímos de ellas
Les pisamos la cabeza con el Niño Dios de madera mal pintado
como si de un zapato se tratase
Lo mismo con las golondrinas
y las aves de cabeza roja y pecho gris
Volaban atorados entre vidrios limpios que les anunciaban un mundo
y al momento siguiente les tronaban el cráneo

Pese a todo, me dije yo, es bonito esto, ustedes.
Los grandes colosos nevados nos veían cuando el resto del mundo les parecía aburrido
Eso me dijeron aquella noche de insomnio helado
Promesas
También hubo promesas
y también desmayos y fracturas
Pero las nubes que sobre nosotros se posaron no se retiraron jamás
generaban la brisa fresca necesaria
parecían generar oxígeno y aroma a lluvia

Y seguía yo, terco, buscando al arquitecto selecto, medio año o así
Y apenas vengo a encontrarlo, luego de tanto intento, un último estallido
un lengüetazo final y doy con la saliva preciosa.
Y al final, pese a los imbecilismos, por encima de la suciedad mundana y vecinal
pese a los microbuses, combis, borracheras, amenazas de hormigas que pretendían acabarnos
aquí seguimos, torcidos uno entre el otro, como salto de tigre en circo
como clavo en la pared
te quedas
y yo también me quedo.

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