domingo, 2 de abril de 2017

InDeTerminaciones (poema)


Son indeterminaciones mías
las ganas de convertirme en tienda de acampar.

Me explico:
véase la crucifixión del plástico
con clavos de grueso calibre
con los que se le ata a las entrañas del suelo.

Extiéndasele
bien extendida,
distendida,
desentendida de que lo peor apenas viene.

Traspásesele como a san Felipe:
con dos lanzas oblicuas
que se unan en la espina a la manera de una X.

Ínfleseme el pecho y el vientre
con aire al arquear las lanzas,
casi al punto de astillamiento.

Y finalmente, con las ganas de convertirme
en tienda de acampar,
con la indeterminación de servir de refugio y acogida,
rellénesenos el interior
con criaturas vivas, viles, viscosas
que se retuerzan,
devoren,
rían,
y hasta copulen
en el interior de uno,
como pie que martiriza al calcetín.

Así de absurdo suena,
pero ¿lo es?, ¿es absurdo?

Lo mismo de absurdo acuso,
con el dedo y la mente y la entraña,
en la «obligación» moral idiota y repetitiva
de procrear,
de reproducirse,
de fallar al clonarse,
de convertir a toda la tierra
en una simple y sucia
tienda de acampar
indeterminada.
Fotografía tomada por mi. Tomada en Tórim, Río Yaqui, Sonora, México

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InDeTerminaciones (poema)


Son indeterminaciones mías
las ganas de convertirme en tienda de acampar.

Me explico:
véase la crucifixión del plástico
con clavos de grueso calibre
con los que se le ata a las entrañas del suelo.

Extiéndasele
bien extendida,
distendida,
desentendida de que lo peor apenas viene.

Traspásesele como a san Felipe:
con dos lanzas oblicuas
que se unan en la espina a la manera de una X.

Ínfleseme el pecho y el vientre
con aire al arquear las lanzas,
casi al punto de astillamiento.

Y finalmente, con las ganas de convertirme
en tienda de acampar,
con la indeterminación de servir de refugio y acogida,
rellénesenos el interior
con criaturas vivas, viles, viscosas
que se retuerzan,
devoren,
rían,
y hasta copulen
en el interior de uno,
como pie que martiriza al calcetín.

Así de absurdo suena,
pero ¿lo es?, ¿es absurdo?

Lo mismo de absurdo acuso,
con el dedo y la mente y la entraña,
en la «obligación» moral idiota y repetitiva
de procrear,
de reproducirse,
de fallar al clonarse,
de convertir a toda la tierra
en una simple y sucia
tienda de acampar
indeterminada.
Fotografía tomada por mi. Tomada en Tórim, Río Yaqui, Sonora, México

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