domingo, 28 de febrero de 2010

Éxtasis

Una sensación que abarca mi torso, que inunda mis pulmones, que asciende desde mis suprarrenales como una ráfaga cálida y vibrante hasta la punta de cada uno de mis dedos.
La atmósfera...ese sabor distinto que tiene el aire atrapado en los labios, aire amarillo, aire azul, aire lumínico, aire dulce, me enerva, me noquea como un beso colocado perfectamente al centro de mi nuca.
Y siento la plenitud del viento entre mis alas, siento cómo el tiempo se derrite y se evapora bajo el sol danzante de la costa. La brisa marina que intensifica mis sentidos, que los despierta...

Ojos cerrados que siguen el brillo que penetra por mis párpados yacentes...
Oídos hundidos en la canción interminable de las olas que rozan mis pies...
Nariz perdida en la multitud de perfumes frutales, el aroma del pasto húmedo matinal...
Lengua lánguida cubierta con las sábanas ligeras y frescas de los nuevos sabores descubiertos...
Piel expectante y ávida de la finísima brisa, del respiro salado del mar...

Éxtasis...esa es la palabra que buscaba...

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Éxtasis

Una sensación que abarca mi torso, que inunda mis pulmones, que asciende desde mis suprarrenales como una ráfaga cálida y vibrante hasta la punta de cada uno de mis dedos.
La atmósfera...ese sabor distinto que tiene el aire atrapado en los labios, aire amarillo, aire azul, aire lumínico, aire dulce, me enerva, me noquea como un beso colocado perfectamente al centro de mi nuca.
Y siento la plenitud del viento entre mis alas, siento cómo el tiempo se derrite y se evapora bajo el sol danzante de la costa. La brisa marina que intensifica mis sentidos, que los despierta...

Ojos cerrados que siguen el brillo que penetra por mis párpados yacentes...
Oídos hundidos en la canción interminable de las olas que rozan mis pies...
Nariz perdida en la multitud de perfumes frutales, el aroma del pasto húmedo matinal...
Lengua lánguida cubierta con las sábanas ligeras y frescas de los nuevos sabores descubiertos...
Piel expectante y ávida de la finísima brisa, del respiro salado del mar...

Éxtasis...esa es la palabra que buscaba...

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miércoles, 24 de febrero de 2010

Desvariando

Y se me cae el techo en pedazos
rebotando sobre mi cráneo plagado de polillas nocturnas
que rebolotean con un sonido como de locomotora
buscando el brillo enceguecedor
de la herida en mi mano;
de la marca tatuada en la piel de mi habitación.

¿A qué viene tanto desbarajuste?
Si al final somos rocas rechazadas por el cantero y el escultor...
si al final somos las cáscaras de los frutos consumidos.
Los espacios que eran nuestros nos han sido arrebatados.
Hasta el último resquicio de mis pulmones
ha sido embargado, incautado.

¿Con qué objeto te has arrojado por el balcón?
Para qué si tu recuerdo pasará ignorado
frente a un mundo impasible que se niega a percibir
las grandezas de sus más jodidos miembros.
Ahora comienzan las vueltas de la habitación
y nos vemos arrojados a las paredes.
Y, como si en ello nos fuera la vida,
gateamos por el muro hasta la ventana
para permitir que las ideas presurizadas dentro
salgan disparadas a los incautos allá afuera
y rezamos porque hagan cambiar
la cualidad de percepción visual y psicológica
de cuando menos alguno de esos seres que se dicen: "pensantes".

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Desvariando

Y se me cae el techo en pedazos
rebotando sobre mi cráneo plagado de polillas nocturnas
que rebolotean con un sonido como de locomotora
buscando el brillo enceguecedor
de la herida en mi mano;
de la marca tatuada en la piel de mi habitación.

¿A qué viene tanto desbarajuste?
Si al final somos rocas rechazadas por el cantero y el escultor...
si al final somos las cáscaras de los frutos consumidos.
Los espacios que eran nuestros nos han sido arrebatados.
Hasta el último resquicio de mis pulmones
ha sido embargado, incautado.

¿Con qué objeto te has arrojado por el balcón?
Para qué si tu recuerdo pasará ignorado
frente a un mundo impasible que se niega a percibir
las grandezas de sus más jodidos miembros.
Ahora comienzan las vueltas de la habitación
y nos vemos arrojados a las paredes.
Y, como si en ello nos fuera la vida,
gateamos por el muro hasta la ventana
para permitir que las ideas presurizadas dentro
salgan disparadas a los incautos allá afuera
y rezamos porque hagan cambiar
la cualidad de percepción visual y psicológica
de cuando menos alguno de esos seres que se dicen: "pensantes".

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martes, 23 de febrero de 2010

Soy radiactivo

Soy radiactivo.

No...pero ojalá lo fuera.
Raro sería, y mi cuerpo todo quemado.
Mas yo haría otras cosas...
colgarme de las ventanas,
asomarme a través de ellas,
besar chicas guapas sin cuidado.
Verde y luminosa fosforescencia en sus labios
y las volvería a besar...
pero ahora en la oscuridad.


Co-escrito con Graju durante una charla en línea
Genialidad, hermano...Genialidad

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Soy radiactivo

Soy radiactivo.

No...pero ojalá lo fuera.
Raro sería, y mi cuerpo todo quemado.
Mas yo haría otras cosas...
colgarme de las ventanas,
asomarme a través de ellas,
besar chicas guapas sin cuidado.
Verde y luminosa fosforescencia en sus labios
y las volvería a besar...
pero ahora en la oscuridad.


Co-escrito con Graju durante una charla en línea
Genialidad, hermano...Genialidad

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domingo, 21 de febrero de 2010

Un círculo perfecto

Otra vez despertó sobresaltada, perlada de sudor la piel y sus ojos querían salirse de sus cuencas.
Otra vez tuvo la pesadilla que hacía meses que la atormentaba por las madrugadas.
Otra vez se puso a recordarlo todo con detalle, para decirse a sí misma que, con toda lógica, aquello no podía ser más que un mal y tedioso sueño, alimentado probablemente por las extrañas cosas que solía imaginar entre las sombras azules del cuarto.
Respiraba entrecortadamente. Se sentó en la orilla de la cama y miró un momento el vacío negro del pasillo. La sed terminó venciendo a su aprehensión y con algo de ansiedad se puso de pie.
Fue a la cocina y se llenó un vaso con leche fría, la cuál hizo correr por su garganta sin siquiera saborearla un poco. Volvió a su cama y se acostó con la mirada fija en las grietas del techo, recordando.
En su sueño comenzaba a caminar por la orilla de un enorme rascacielos. Podía fácilmente dar saltos y hacer piruetas sin temor. Sentía entonces, que una extraña corriente de viento, salida de quién sabe dónde, la hacía caer a cientos de metros del edificios desde cientos de metros de altura.
Después, aterrizaba en un callejón húmedo, iluminado intensamente por una luz amarillenta y cuya entrada no alcanzaba a divisar. Por alguna razón la atmósfera del lugar la inquietaba. Se incorporó de repente porque había escuchado un siseo que le recordaba al deslizarse de una sábana.
A su derecha acababa de aparecer una ventana pequeña. Habiéndose subido a unas cajas podía ver a través del orificio. Del otro lado había un cuarto oscuro, todo era color negro y azul, y la insólita luz del callejón no podía entrar. En la cama, que se vislumbraba apenas, no había nadie.
Su sueño continuaba cuando ella bajaba de las cajas y se disponía a salir de aquel lugar. Fue en ese momento que el siseo volvía más fuerte que antes. Rápidamente regresaba y se asomaba por la ventana que ahora, por alguna razón, estaba del lado opuesto de la callejuela. Aunque ella ni siquiera lo notó.
Podía ver el mismo cuarto, pero una puerta se abría y entraba una mujer esbelta y de cabello largo y ondulado que se metía con pesadez en la cama y dejaba sus claros ojos clavados en cierto punto en el techo.
Aguzaba la vista para ver mejor desde el callejón en que se encontraba y trataba de evitar que la luz sobrenatural que inundaba el callejón se reflejara en el cristal de la ventana. Creía haber visto una sombra que cruzaba el umbral de la puerta, devorando la poca luz que había en la habitación. Ella gritaba y golpeaba el cristal para advertir a la que dormía, pero no servía de nada. Entonces fue jalada hacia atrás y cuando creyó haber caído en el frío suelo había despertado sudorosa sobre su cama.
Seguía mirando fijamente el techo, tras haber recordado el sueño, y haciendo dibujos en sus fisuras. De repente, tras haberse resignado a una noche de poco descanso, escuchó que una voz gritaba desde algún lado. Después se impresionó al darse cuenta que la voz gritaba su nombre. Se sentó de golpe en la cama y volteó hacia todas direcciones, mas no vio nada. Oyó después los golpes y gritos en su ventana y con una sorpresa horrible se descubrió a sí misma afuera en un brillante callejón con una expresión totalmente desencajada.
Pero ya no supo más. Una indescriptible y anormal sensación de absorción se acercó a ella desde atrás y, como en un agujero negro, fue devorada junto con la luz y el aire a su alrededor. Todo quedó oscuro.
Ahora que abre los ojos, se da cuenta que está en su auto y que hace tiempo que la luz verde se encendió, gracias a las injurias que le gritan los conductores detrás de ella. Conduce a su trabajo en una gran compañía bancaria que tiene un enorme edificio en el centro.
Llega la hora del descanso y siente un hambre repentina. Se dirige con prisa al ascensor. Una desconocida sensación de que ha olvidado algo en uno de los pisos superiores le oprime el estómago aún más que la sensación del hambre.
Al llegar, se da cuenta que subió hasta la azotea. Siente el soplar de una fresca y ululante brisa. Y ahora decide acercarse un poco más a la orilla para tener una majestuosa y memorable vista de la ciudad.

-Fin-

Redactado: 11 de Junio de 2007

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Un círculo perfecto

Otra vez despertó sobresaltada, perlada de sudor la piel y sus ojos querían salirse de sus cuencas.
Otra vez tuvo la pesadilla que hacía meses que la atormentaba por las madrugadas.
Otra vez se puso a recordarlo todo con detalle, para decirse a sí misma que, con toda lógica, aquello no podía ser más que un mal y tedioso sueño, alimentado probablemente por las extrañas cosas que solía imaginar entre las sombras azules del cuarto.
Respiraba entrecortadamente. Se sentó en la orilla de la cama y miró un momento el vacío negro del pasillo. La sed terminó venciendo a su aprehensión y con algo de ansiedad se puso de pie.
Fue a la cocina y se llenó un vaso con leche fría, la cuál hizo correr por su garganta sin siquiera saborearla un poco. Volvió a su cama y se acostó con la mirada fija en las grietas del techo, recordando.
En su sueño comenzaba a caminar por la orilla de un enorme rascacielos. Podía fácilmente dar saltos y hacer piruetas sin temor. Sentía entonces, que una extraña corriente de viento, salida de quién sabe dónde, la hacía caer a cientos de metros del edificios desde cientos de metros de altura.
Después, aterrizaba en un callejón húmedo, iluminado intensamente por una luz amarillenta y cuya entrada no alcanzaba a divisar. Por alguna razón la atmósfera del lugar la inquietaba. Se incorporó de repente porque había escuchado un siseo que le recordaba al deslizarse de una sábana.
A su derecha acababa de aparecer una ventana pequeña. Habiéndose subido a unas cajas podía ver a través del orificio. Del otro lado había un cuarto oscuro, todo era color negro y azul, y la insólita luz del callejón no podía entrar. En la cama, que se vislumbraba apenas, no había nadie.
Su sueño continuaba cuando ella bajaba de las cajas y se disponía a salir de aquel lugar. Fue en ese momento que el siseo volvía más fuerte que antes. Rápidamente regresaba y se asomaba por la ventana que ahora, por alguna razón, estaba del lado opuesto de la callejuela. Aunque ella ni siquiera lo notó.
Podía ver el mismo cuarto, pero una puerta se abría y entraba una mujer esbelta y de cabello largo y ondulado que se metía con pesadez en la cama y dejaba sus claros ojos clavados en cierto punto en el techo.
Aguzaba la vista para ver mejor desde el callejón en que se encontraba y trataba de evitar que la luz sobrenatural que inundaba el callejón se reflejara en el cristal de la ventana. Creía haber visto una sombra que cruzaba el umbral de la puerta, devorando la poca luz que había en la habitación. Ella gritaba y golpeaba el cristal para advertir a la que dormía, pero no servía de nada. Entonces fue jalada hacia atrás y cuando creyó haber caído en el frío suelo había despertado sudorosa sobre su cama.
Seguía mirando fijamente el techo, tras haber recordado el sueño, y haciendo dibujos en sus fisuras. De repente, tras haberse resignado a una noche de poco descanso, escuchó que una voz gritaba desde algún lado. Después se impresionó al darse cuenta que la voz gritaba su nombre. Se sentó de golpe en la cama y volteó hacia todas direcciones, mas no vio nada. Oyó después los golpes y gritos en su ventana y con una sorpresa horrible se descubrió a sí misma afuera en un brillante callejón con una expresión totalmente desencajada.
Pero ya no supo más. Una indescriptible y anormal sensación de absorción se acercó a ella desde atrás y, como en un agujero negro, fue devorada junto con la luz y el aire a su alrededor. Todo quedó oscuro.
Ahora que abre los ojos, se da cuenta que está en su auto y que hace tiempo que la luz verde se encendió, gracias a las injurias que le gritan los conductores detrás de ella. Conduce a su trabajo en una gran compañía bancaria que tiene un enorme edificio en el centro.
Llega la hora del descanso y siente un hambre repentina. Se dirige con prisa al ascensor. Una desconocida sensación de que ha olvidado algo en uno de los pisos superiores le oprime el estómago aún más que la sensación del hambre.
Al llegar, se da cuenta que subió hasta la azotea. Siente el soplar de una fresca y ululante brisa. Y ahora decide acercarse un poco más a la orilla para tener una majestuosa y memorable vista de la ciudad.

-Fin-

Redactado: 11 de Junio de 2007

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viernes, 5 de febrero de 2010

"Ser" escrito por Elian

Un placer es para mi presentar la segunda aportación hecha a este blog, de la mano, en esta ocasión, de Elian, también partícipe de este mundo ilógico y vertiginoso de las letras, a las que da un sentido un tanto más filosófico (como toda ella).
Sin más les dejo con el escrito. ¡Disfruten y ya!:


Que es para mi la vida sino la misma razón de ser, de sentir, de escuchar y de trasladar una manera de pensar a la acción pura de estar en el hoy, en el presente y en el pasado que quedará en la eternidad.
El tiempo interrumpe los sueños y lo que para mí sería una extravagante situación espectral, de los que se fueron y que ahora no tienen más necesidad que la propia de no saber del mundo tangible, material, superficial, físico y vano; ya no interrumpiré los pensamientos que me mantienen alejada de las personas que pretenden ser alguien para mi, porque no merece el pensamiento y la memoria de que así lo sea, porque yo no soy nadie para impedirlo, y si la vida quiere que así sea, así lo viviré, lo más desafortunado sería retar al destino, puesto que él siempre cumple su cometido, no entorpeceré entonces la memoria y voluntad de los otros seres que deberían de estar en mi vida, y de los que se fueron de ella les quedará la dicha de comentar que me conocieron y que no sintieron nada al haberme abandonado, pero que en cambio supieron aprovechar de mi lo que yo nunca quise dar, pero que todos lo conocieron.
Me mantengo al margen de lo desconocido, porque siempre tengo el tiempo prudente en que será explorado y lo sabré aprovechar de todas las maneras posibles, porque así debe de ser. Tanto es el anhelo de jugar con lo desconocido y sentir el vértigo del peligro que cuando estas a punto de vivirlo el miedo invade todo el cuerpo, y tus sentidos y tu mente y tus acciones te hacen retroceder de tal manera que no llegas a provocar ese deseo inminente ante el deleite de tus pupilas al encontrarse delante tuyo.
Prefiero que sean los años y no los humanos, quienes marquen el sentido estético y magnífico de la vereda que deberá cruzar la extravagante alma mía en lo inmaterial y lo supraterreno, puesto que el suplicio por evitar éste destino sería tal que no me atrevería a adorar de nuevo a los dioses magníficos que por ellos soy y estaré hasta encontrar lo infinito e inmortal. Ésta razón es la maravillosa esencia de mi cumplir en éste mundo terrenal, tormentoso en un principio, pero que con el tiempo es digno de reconocimiento y espiritualidad pura para el sentimiento de bondad de un dios que no tuvo otra razón de hacer que la propia de divagar por sus terrenos y que sin necesidad creó e hizo por alguna razón que desconozco la vida como tal es y la vemos.
Lo sublime me hace partícipe de lo eterno y de lo esencial, y aún no sé cómo es que debo responder a todas las dichas que me hacen sentir el dolor de cada día que no puede sufrir otro ser, puesto que para mí se ha creado ésta curiosidad de los dioses a la que llamamos martirio, congoja, trascendencia de lo que se siente con temor. Calculando siempre los motivos de las acciones llego siempre a la conclusión de lo innecesario que es el pensar en todo, en el mundo, en la nada y en el tiempo; magnífica la vida cuando desnudo mi alma y me entristezco al amanecer, porque estoy viva porque así quiero que siga… la dicha entonces llega y la muerte pasa a segundo plano, me envidia porque aún no le pertenezco y yo me resisto a sus encantos. Magnánima, placentera, la memoria que con la luz del atardecer pestañean mis ojos, no me atrevo a mencionar el nombre de lo que me hace feliz, quiero que trascienda a lo mental, a lo inmortal a lo espiritual….
Amortiguo lo que se supone me hace daño, a mi mente, a mis días a mi forma de tomar la lluvia; no le creo a los poetas falsos que no hablan de muerte ni de sufrimiento, no a aquellos que no han querido beber de lo prohibido, de lo escaso, de lo mejorado por el hombre y empeorado por él mismo… la tarde es la misma mientras tiemblan mis manos por la droga que me he metido por todos los poros de mi cuerpo…. Fallezco en mi cama, desnuda, sin nada… sigo temblando y el frío se concentra en mis labios morados que no saben a nada porque en ese momento me siento como tal. Siempre he esperado a que alguien tape mi cuerpo, caliente mis labios y me haga sentir que soy … persona, en tiempo y espacio, que existo, que me quite la droga, el miedo que me hace temblar las manos, que las calmen que las controlen y que me sigan las horas felices que se supone a todos llegan… al parecer se perdió la sensación de esa esperanza de recuperación… antes de que muera, que fallezca, que me mate la sombra de la luna que siempre fue mi amante.
Los mundos pelean en mi mente y me mantengo aún al margen de lo desconocido, participando de lo increíble, manipulando lo humano y perteneciendo sólo a un verbo hecho carne….

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"Ser" escrito por Elian

Un placer es para mi presentar la segunda aportación hecha a este blog, de la mano, en esta ocasión, de Elian, también partícipe de este mundo ilógico y vertiginoso de las letras, a las que da un sentido un tanto más filosófico (como toda ella).
Sin más les dejo con el escrito. ¡Disfruten y ya!:


Que es para mi la vida sino la misma razón de ser, de sentir, de escuchar y de trasladar una manera de pensar a la acción pura de estar en el hoy, en el presente y en el pasado que quedará en la eternidad.
El tiempo interrumpe los sueños y lo que para mí sería una extravagante situación espectral, de los que se fueron y que ahora no tienen más necesidad que la propia de no saber del mundo tangible, material, superficial, físico y vano; ya no interrumpiré los pensamientos que me mantienen alejada de las personas que pretenden ser alguien para mi, porque no merece el pensamiento y la memoria de que así lo sea, porque yo no soy nadie para impedirlo, y si la vida quiere que así sea, así lo viviré, lo más desafortunado sería retar al destino, puesto que él siempre cumple su cometido, no entorpeceré entonces la memoria y voluntad de los otros seres que deberían de estar en mi vida, y de los que se fueron de ella les quedará la dicha de comentar que me conocieron y que no sintieron nada al haberme abandonado, pero que en cambio supieron aprovechar de mi lo que yo nunca quise dar, pero que todos lo conocieron.
Me mantengo al margen de lo desconocido, porque siempre tengo el tiempo prudente en que será explorado y lo sabré aprovechar de todas las maneras posibles, porque así debe de ser. Tanto es el anhelo de jugar con lo desconocido y sentir el vértigo del peligro que cuando estas a punto de vivirlo el miedo invade todo el cuerpo, y tus sentidos y tu mente y tus acciones te hacen retroceder de tal manera que no llegas a provocar ese deseo inminente ante el deleite de tus pupilas al encontrarse delante tuyo.
Prefiero que sean los años y no los humanos, quienes marquen el sentido estético y magnífico de la vereda que deberá cruzar la extravagante alma mía en lo inmaterial y lo supraterreno, puesto que el suplicio por evitar éste destino sería tal que no me atrevería a adorar de nuevo a los dioses magníficos que por ellos soy y estaré hasta encontrar lo infinito e inmortal. Ésta razón es la maravillosa esencia de mi cumplir en éste mundo terrenal, tormentoso en un principio, pero que con el tiempo es digno de reconocimiento y espiritualidad pura para el sentimiento de bondad de un dios que no tuvo otra razón de hacer que la propia de divagar por sus terrenos y que sin necesidad creó e hizo por alguna razón que desconozco la vida como tal es y la vemos.
Lo sublime me hace partícipe de lo eterno y de lo esencial, y aún no sé cómo es que debo responder a todas las dichas que me hacen sentir el dolor de cada día que no puede sufrir otro ser, puesto que para mí se ha creado ésta curiosidad de los dioses a la que llamamos martirio, congoja, trascendencia de lo que se siente con temor. Calculando siempre los motivos de las acciones llego siempre a la conclusión de lo innecesario que es el pensar en todo, en el mundo, en la nada y en el tiempo; magnífica la vida cuando desnudo mi alma y me entristezco al amanecer, porque estoy viva porque así quiero que siga… la dicha entonces llega y la muerte pasa a segundo plano, me envidia porque aún no le pertenezco y yo me resisto a sus encantos. Magnánima, placentera, la memoria que con la luz del atardecer pestañean mis ojos, no me atrevo a mencionar el nombre de lo que me hace feliz, quiero que trascienda a lo mental, a lo inmortal a lo espiritual….
Amortiguo lo que se supone me hace daño, a mi mente, a mis días a mi forma de tomar la lluvia; no le creo a los poetas falsos que no hablan de muerte ni de sufrimiento, no a aquellos que no han querido beber de lo prohibido, de lo escaso, de lo mejorado por el hombre y empeorado por él mismo… la tarde es la misma mientras tiemblan mis manos por la droga que me he metido por todos los poros de mi cuerpo…. Fallezco en mi cama, desnuda, sin nada… sigo temblando y el frío se concentra en mis labios morados que no saben a nada porque en ese momento me siento como tal. Siempre he esperado a que alguien tape mi cuerpo, caliente mis labios y me haga sentir que soy … persona, en tiempo y espacio, que existo, que me quite la droga, el miedo que me hace temblar las manos, que las calmen que las controlen y que me sigan las horas felices que se supone a todos llegan… al parecer se perdió la sensación de esa esperanza de recuperación… antes de que muera, que fallezca, que me mate la sombra de la luna que siempre fue mi amante.
Los mundos pelean en mi mente y me mantengo aún al margen de lo desconocido, participando de lo increíble, manipulando lo humano y perteneciendo sólo a un verbo hecho carne….

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