jueves, 17 de noviembre de 2016

Mutilar los comienzos (poema)

Comenzar es siempre lo más difícil de todo.
Comenzar no tiene caso si no se va a terminar.
Y tiene la misma carencia de sentido si con el fin de llegar al fin tenemos que comenzar desde el comienzo.
Tanto para nada, pues.
Es necesario mutilar los comienzos.
Si pudiéramos deberíamos arrancar en la vida a los...¿qué? ¿16, 17 años?
Júpiter o algún otro dios marica debe haber temido dejarnos nacer armados y repartiendo tajos como Minerva.
Pero nos importa demasiado la edad.
La confundimos con sabiduría.
Nos importa más (¡no mientas y menos sonrías cuando te descubro mientras lees esto!) si tengo 479 días más en este valle de sangres que tú.
Y también valoramos el origen humilde. Al abnegado trabajador que se parte los lomos.
Aunque luego se convierta en millonario subyugador de sus excongéneres y excolegas de calvario.
Y sin embargo, pese a que estas cosas las medimos con la medida del oro, los comienzos que de verdad importan son los mínimos:
Cuando renace el día y uno preferiría morirse a salir de la cama,
o mejor ser despedido que meterse a bañar.
Es igual de difícil levantar un imperio desde el polvo
que sacar a pasear al perro,
preparar el café,
enfrentarse al noticiero matutino,
soportar a los non gratos que pululan: en el camión, en la calle, en el trabajo, en el maldito Oxxo, en el puente peatonal, en el cuarto de al lado.
Por eso digo yo que en lugar de ensalzar los comienzos,
empecemos por leer el final de la novela.
Primero ver a los muertos y luego rearmar su vida,
pedacito a pedacito,
hasta dar con el punto en que todo se fue al carajo.
Y así tal vez, si pensáramos primero en el final de nuestra propia madeja, veríamos que se extiende hasta nosotros, tendiéndose como carretera flexible,
dispuesta a visitar tantas maravillas como nos sea posible.

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1 comentarios:

Blogger Uriel Cormorán ha dicho...

Me gustó mucho. Es como una prosa que se vuelve ligera por ser verso. Me gustó en especial la parte en que fucionaslo mundano con lo extraordinario. Y el final me obliga a decirte el titulo de un poema que hace poco recordé en un sueño: Un aviador irlandés planea su muerte. Lo leeré completo a ver si acierta.

20 de noviembre de 2016, 1:19  

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