viernes, 25 de abril de 2014

¿Dios mónada o monada de Dios?

He estado leyendo un poco sobre teología medieval, filosofía y reciclaje neoplatónico, pseudoairstotelismo, y demás palabras estroboscópicas que designan movimientos que hace 700 años habrán sido catalogados por los cómodos como "esas ondas new age grecolatinas".
En fin, he divagado un poco últimamente sobre la naturaleza de Dios...o de ese ente supremo, o superior solamente que mira desde todos los puntos del universo a la vez, como el máximo voyeur del cosmos.
Pocas, muy pocas cosas me quedan claras a este respecto. Por ejemplo, sin lugar a dudas Dios sufre de un caso agravado de Desorden de personalidades múltiples....Mira que Dios es el Padre, Dios es el Hijo, y Dios es el Espíritu Santo...Pero el Padre no es el Hijo, éste no es el Espíritu quien a su vez no es el Padre.
En vulgata cristiana, esto quiere decir que uno no sabe de la existencia en sí mismo de los otros tres. Los sobados filósofos medievales afirman que la Trinidad es hasta cierto punto explicable con metáforas geométricas y la perfección de los números.
Dios es ese primer bulto quien en su solitud completa genera de sí otro bulto igual en potencia y valor. Ya no es el primer bulto pero es idéntico al ser parte de aquél sin que ninguno tenga precedencia o superioridad. Y para acabarla de chingar, engendrante y engendrado se reconocen y profesan el uno por el otro una unión, o amor vilmente, que los une y mantiene como parte de un todo. Ahí están las tres partes que luego se llamarían Padre, Hijo y Espíritu.
De estas tres personas me parece interesante el caso del Espíritu, quien parece tener más comúnmente un papel menos que secundario en la historia de los acontecimientos y la "salvación humana", por llamarla de algún modo.
En fin, este ente de quien no pudo más que definirse como "espíritu", noción bastante pagana para la doctrina cristiana, si me lo preguntan, es ese "amor" que se tienen el Padre y el Hijo. Es reciprocidad de Dios consigo mismo ya que sin ello Dios no sería Dios...Entonces este ¿personaje? subyugado o malentendido, ¿tiene en realidad en sus manos, o alitas de paloma blanca, el poder de separar o deshacer la unión entre Padre e Hijo? De ser así, no es el poder más importante en el Universo. Más que el propio Creador o el Creado, el Espíritu tendría la capacidad de simplemente deslindarse del triángulo amoroso y andarse por el camino solitario...¿qué efecto tendría esto en la estabilidad de los seres creados, de las esferas celestes, del universo? ¿Colapsaría todo de un golpe? O podría generarse el conflicto universal del Padre contra el Hijo, iguales en potencia y jerarquía según esto. ¿Qué resultaría de un encuentro semejante? Cataclismo o tal vez una segunda creación a manos directas del Hijo.
Esta última posibilidad parece descabellada pero menos que la alternativa bélica. Una segunda creación podría consistir en la competencia eterna entre uno y otro y tal vez el Espíritu actuaría únicamente como testigo, tal vez como Juez imparcial de la enorme contienda.
¿Y si fuésemos producto de una creación nacida de la torpeza o somos producto de una creación transgresora y emberrinchada?
Esto me recuerda cómo los cátaros pensaban que en realidad eramos producto de la creación de un dios menor, imperfecto, llamado Jehová. Cosa obvia ya que para ellos la creación del Dios máximo no podía tener el grado de imperfección, de muerte, de injusticia que apreciamos cada día quienes habitamos esta roca solitaria. Pero sobre éste tema tal vez ahonde en otra ocasión.
Finalmente, creo yo que si bien por eones la relación de estos tres fulanos divinos se ha mantenido estable, ¿qué nos asegura que el fin de los tiempos no es sólo la irrupción en la continuidad infinita del ir y venir del Padre al Hijo y vicerversa dentro del abrazo del Espíritu?
Hermanos, mejor vivir la vida como salvajes intuitivos ávidos de placer, de gozo y del disfrute de la carne y sus sentidos que vivir arrodillados, de luto por un mundo que todavía no se muere, pero que bien en un arrebato de las alas del Espíritu podría esfumarse sin tiempo de llorarle ni una lágrima.

Etiquetas: ,

1 comentarios:

Blogger Uriel Cormorán ha dicho...

Jajajaja... eres uno de los mayores edonistas que conozco, para mi lleaga un punto en que los placeres me empalagan, pero bueno, cada quien. Me has echado un poquillo más de perspectiva en ese asunto de las triadas, ¿has leído de triadas paganas?... las interpretaciones son muchas en este asunto, mientras leía me preguntaba si habrá por ahí una en la que se tome al individuo como eje, de estas ondas del XVIII antropocentricas; Dios mente, espíritu y cuerpo hijo, bien descabellado.También le apliqué tu teoría de caos.

25 de abril de 2014, 12:51  

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio