lunes, 10 de junio de 2013

Reinauguración

Más que en la Perla, vuelvo a la Vieja y hermosa Ostra de Occidente. Porque dentro de ella hay más de una sola perla.
Tantas cosas que tenía aquí para disfrutar a diario que no lo había apreciado tanto como al estar 4 meses fuera. Y no quiero ni imaginar cómo la extrañaré si me voy por 6 meses. Nostalgia o no, eso de viajar también es parte de mi ya. Mal de profesión o gusto por la aventura (sobre todo por aventurarse en la comida fuereña), no importa porque lo disfruto igual.
Siento como si reinaugurara mi propia ciudad. Cada rincón me pareció extraordinario y un motivo verdadero de alegría, desde el famoso Templo del Huevo, las calles cerca de Tlaquepaque, el Parque Rojo...el maldito/bendito Parque Rojo y las chelas homónimas a pocos metros. Pero sobre estos cementerios hablaré en otra ocasión, con otras letras y otro chip más mamón en la cabeza.
Todo en su grandioso colorido (o en su hermosa falta de), traigo conmigo cosas nuevas, ganas de compartirlas con mi gente...¡mi gente! Creo que es lo que más extraño. Tengo una lista no tan larga pero sí densa de gente que quiero ver en mi estancia.
Pero sobre todo creo que vengo a encontrarme con el pasado. Vengo a devolverle la vida, sacarlo de la cripta, sacudirle el polvo, estrecharle la mano huesuda y llevarlo a tomar una cerveza a San Peter, a Chapu o a algún lugar más fresa. La verdad este huesario andante es yo mismo y está compuesto por mis vivencias, es por ello que lo trato con tal gusto, hermandad y hasta amor. Claro, algunas de las cosas que me cuenta en la barra oscura de un tugurio son cosas que me tuercen el estómago, me hacen sentir un idiota ahora por haber sido un idiota en el pasado. Más que nunca creo que aplica la frase de que quien olvida su pasado está condenado a repetirlo.
Me queda pendiente el tema del Rey Boo, así como el de Mario, un espectro gigante que se me esconde cuando trato de enfrentarlo, y el resto del tiempo soy yo quien huye despavorido de la sensación ventral tan incómoda que la cabeza le dice a mi cuerpo que sienta.
Por lo pronto la cosa es fiesta, pendientes, sí, pero más fiesta interior y paz de saber que estoy en mi lugar con mi gente muy cerquita y que en una escapada nos vamos por ahí a dar el rol y revivir más de esos fantasmas que abrazan y a la vez lo lastiman a uno con cariño.

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1 comentarios:

Anonymous Munda ha dicho...

Vaivén,

12 de junio de 2013, 10:28  

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