lunes, 12 de octubre de 2009

Carnaval

Llama emergente. Asciende desde mis poros. Quema los recuerdos.
Flota sobre mí y mi lecho quebradizo de polvo y piedra.
Será la denzura del humo que me hace ver danzantes ígneos colgados de mis muros...
Serán los movimientos ilusorios de mis nervios por debajo de mi piel los que me hacen unirme a su danza sonriente de dolor.
Tu y yo cayendo de pronto otra vez...se ha convertido en nuestro ritual.
Déjame aterrizar en tus muslos...
Déjame aterrizar en el horizonte...
¡Dejémonos de letargos y despertemos al festival de la carne!
¡Carnaval! ¡Carnaval! ¡Carnaval! ¡Carnaval! ¡Carnaval! ¡Carnaval!
Carnaval eterno y nocturno, despliegue de los sentidos y la locura.
Que el delirio se sacie en nuestras cabezas y el deseo se ahogue en nuestra sangre vertida en el cuerpo del otro como ofrenda propiciatoria y anuladora del pudor...
Ya sea nuestro aliado silencioso el monte sempiterno y nos envuelva en sus entrañas sagradas, en la cueva del sueño, de donde las generaciones brotan como flores al amanecer
modeladas en el barro primigenio y cocidas en el fuego de la pasión y del dolor...de la muerte y la pasión...de la locura y la razón...

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