miércoles, 6 de octubre de 2010

Su pierna izquierda, ligeramente flexionada, se delinea deliciosamente contra el muro.
Las líneas que forman su muslo fluyen ininterrumpidas como la estela de una gota de lluvia.
Enfundada bajo la tela azul del pantalón ajustado, que permite a la mente ensoñar con el paraje subyacente, se adivina la superficie fría, irresistible de la piel blanca erizada por un estremecimiento profundo.
La vista recorre lentamente la silueta completa demorándose en los detalles sugerentes de la cintura que se sabe es suave, estrecha, incitadora. 
La espalda en actitud de desenfado se desenvuelve con gran sensualidad y sencillez ocultándose tímida tras los mechones de cabello que realzan la iridiscencia de la piel.
El que la observa la dibuja de lejos con un dedo en el aire.
Pero se detiene de golpe. Ella lo está mirando...casi sin parpadear.

Fuera de su mente, el que la observaba de pronto se encuentra inmerso entre las evoluciones y movimientos rítmicos de aquellas piernas, emergiendo y hundiéndose entre ellas como quien lucha por no ahogarse en el Mar embravecido.

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2 comentarios:

Blogger Little bit ha dicho...

Se nota que la luna y sus pasiones siguen jugando entre la masa gris de tu ser, haciendo de las suyas con cada idea y pensamiento, transformándolas en simple poesía perenne.

7 de octubre de 2010, 0:21  
Anonymous Anónimo ha dicho...

"El adjetivo, cuando no da vida, mata" Vicente Huidobro.

12 de octubre de 2010, 7:59  

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