sábado, 9 de febrero de 2013

Comodín

Guadalajara, tierra de más de veinte años. Sólo déjame dormir. Hoy me apresuro a alejarme de las dianas, 
y espero con impaciencia mi turno en el arco. Déjame conocer aires nuevos, cielos mayores con luces más altas.
Estoy a unos días de separarme por mucho tiempo de la gloria de tu comida, de la suciedad de tus calles, de tu indecisa violencia, de tu turbada confusión, y lo más doloroso, estoy por alejarme de tus impactantes mujeres.
En unos días mis queridos bloguectores, mi entradas comenzarán a estar dedicadas a un nuevo capítulo en mi vida. Honraré el término del blog y se convertirá ésta casa en una bitácora de mi transcurrir por el nuevo ciclo que, privilegiadamente, sé que se avecina.
La verdad me esperan cosas insospechadas y siempre digo que sobre el futuro incierto es mejor ni hablar, sólo plantarle la mejor cara y esperar que sea lo que uno quiere, por sus huevos, que sea.
Hoy mi pinche ciudad (es mía y le digo pinche con todo el cariño) se dedicó a darme la mejor de sus caras: se dedicó a tratarme espléndidamente y por eso, además de todo lo que me ha dado, le estoy agradecido. Hoy fue un día verdaderamente sin igual y tanto así que el aire, la atmósfera y hasta la luz que recibía del sol, me supieron diferentes hoy gracias a un dejo de expectación y ansia contenida. Como un par de bocanadas de aire fresco, o un par de labios nuevos, o un suelo diferente, seco y sin pasto que recibe el cuerpo cansado.
Hoy encuentro nuevos rostros, retos futuros pero sobre todo y más conmovedoramente, me encontré con el cariño incondicional de mis amigos, mis pocos, muy pocos verdaderos amigos, cuya calidad excede cualquier cantidad. A ustedes /ellos saben quiénes son), mis hermanos bichos raros de muchas patas y rostros, los extrañaré más que a casi cualquier cosa de esta ciudad mocha y beligerante, pero agradable y seductora. A ustedes, mis hermanos, les dedicaré mis pensamientos diarios, porque aunque no esté aquí, ni ustedes allá, sabemos que nos tenemos (además que me voy por poco tiempo en realidad) y que siempre será así.
Porque este tipo de situaciones suele poner de relieve, en la mente de los sensibleros como yo mero, las cosas que forman el porvenir, y por ende, las cosas que nos van acercando a la vida adulta, al futuro lejano, a la oscuridad, la soledad y hasta la muerte. Porque pensar en despedidas siempre trae un hálito de muerte de una fase o esfera...la posibilidad de estar dirigiendo las últimas palabaras a alguien de cierta relevancia en la vida me parece sofocante nada más de pensarlo.
En fin, en estos últimos días, mi ciudad y mi gente me han perfumado con un aroma que voy a extrañar los próximos seis meses y que con gusto recibiré de nuevo entonces. A veces para apreciar hay que cambiar de aires, y no es que necesite irme para apreciar mi ciudad, pero ahora apreciaré aspectos de ella que seguro ni concebía viviendo en ella, y también señalaré con el dedo muchos otros que no me agraden.

En fin, se va un mozalbete, regresará un mozalbete de mundo...un trotamundos sin rumbo futuro, pero con un lugar al que llamar hogar.




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1 comentarios:

Anonymous Jula Malversada ha dicho...

Descuida, volverás a contarnos tus andanzas entre nuestros brazos anhelantes de tí, de nuevo.

<3 Éxito.

9 de febrero de 2013, 21:37  

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