martes, 15 de junio de 2010

Inmortalidad


Un mal presentimiento por la mañana y aún así salgo para iniciar una rutina que resulta misteriosa cada día...una poco rutinaria vaya. No todo es nefasto solo por que se ve a través de la ventana por la que se ven a diario las tragedias ajenas y propias. No si uno así lo dispone.
Salirse del renglón y leer en desorden retribuye más emoción a quien se atreve que a aquel que rumia lo que le regurgitan sus predecesores...pura basura. Esta existencia, cuando menos, tiene muchos sentidos de lectura, incluso aunque nos limitemos a una interpretación lineal.
Como decía san Hendrix, uno puede pararse junto a la montaña y partirla con el filo de la mano. Tal alegoría luego, durante el día, prueba su veracidad: a las 3 p.m, a las 4:57 p.m. y a las 7:21 p.m. me salvo, si no de la muerte, sí de una aproximación poco saludable con ella. Uno debería de contar las veces que podría morir durante el día más a menudo...para variar y poner las cosas en examen un poco.
Sin embargo la gente en el camino sigue teniendo el semblante aplastado por los días, por el sol, por todo. Mientras el Armagedón se nos viene encima y nadie se da cuenta, nadie se toma la molestia de ver el cielo incendiado, del cielo que se abre entre rugidos para dar paso a las huestes destructoras pero renovadoras que emergen llameantes de un inusualmente bello amanecer.
Y tal procesión ocurre a diario, en el momento de la muerte de cada persona. sin embargo nadie lo nota nunca. Y esa es la diferencia ahora conmigo. A las 7:22 p.m. mientras recuperaba el aliento tras el casi trágico incidente, miré al cielo inconcientemente.
Mis ojos secos ardían pidiéndome un parpadeo. Pero la impresión de ver tan aterradora imagen me lo impedía.
Los ví cómo regresaban con su cosecha a través del sol desfalleciente del atardecer; igualmente los ví resurgir con el alba a la mañana siguiente.

Hoy los he evadido una vez más. Pero cada vez se cruzan más en mi camino: más empecinados y ansiosos por arrancarme de esta tierra. Pero eso les costará bastante, y mientras no lo logren, soy inmortal.

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5 comentarios:

Anonymous elian ha dicho...

Al parecer el recuerdo de aquel trágico y magnífico sueño se vió reflejado al final en tan extraordinarias palabras, siempre existe un sombrío resurgir de ideas y sentimientos de lo que nos persigue y nos limita a pensar, el miedo, el deseo, la dicha y la pasión.

Seguimos inmortales, hasta que no nos saquen de este contínuo pretérito de realidad.

Excelente hombre.

15 de junio de 2010, 20:38  
Anonymous Mariana ha dicho...

Buenas noches tenga usted Sr. Dn. Inmortal:
Me es inaplazable mencionarle que su escrito ha sido un total éxito para mi persona, pues usted ha tocado la esencia del día con día. Los días vienen y van siendo tan rutinarios como tediosos posibles, pero está de nosotros hacer la diferencia. Diferencia que quiere sobrepasar nuestros sentidos y pensamientos, diferencias que nos enamoran, enloquecen y hacen de cada día algo especial, algo por lo que es importante vivir cada hora, cada minuto y segundo como si fuese único.
Disculpe si no es correcta mi escritura, pero pude expresar todo lo que me hizo sentir su escrito, por último yo podría decir que día con día usted es mejor escritor. Nunca desista.

15 de junio de 2010, 23:07  
Anonymous El Sótano ha dicho...

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

16 de junio de 2010, 20:41  
Anonymous El Sótano ha dicho...

El imaginante de nuevo a las andadas...

Muy bien, esto comenzaba a ponerse aburrido.

Saludos quiméricos.

16 de junio de 2010, 20:41  
Anonymous graju ha dicho...

Hoy por hoy creo que eres el que más escribe de entre los camaradas, supongo es por tu insistente auto-obligación. En lo personal me encantan los monólogos, y éste no es para nada la excepción. Hay que decir que además de esos cielos emparentados con nebulosas espaciales, también hay cielos de rutinario azul.

17 de junio de 2010, 23:45  

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