lunes, 12 de abril de 2010

Don

Inicialmente no quería escribir acerca de lo acontecido hoy. No le encontraba sentido. Y sin embargo heme aquí evitando caer en el letargo ante esta página en blanco, manchada de café y de gotas de saliva que han resbalado de mi boca cuando he estado a punto de cruzar al otro lado.
Ha sido, como las veces anteriores, en un sueño mientras me estrellaba repetidamente contra una de las ventanas del camión:

El tiempo se detenía al momento en que abría mis ojos. La luz se había vuelto azul, fría. Los corazones de los tripulantes del camión retumbaban extrañamente como un concierto de percusiones...cada latido un impacto en mi cabeza. Salí dando tumbos del camión y caminé hacia donde debía estar la acera. Mas no dí con ella. Me encontré en medio de un páramo desolado y ruinoso...restos de civilización devorados por la tierra, los arbustos y enredaderas.
De las ruinas agudas de algún edificio veía el brillo vacilante como de un fuego y las sombras errantes que proyectaba hacia más allá de mi vista. Me acerqué lentamente mas no encontré otra cosa que el cuarto vacío salvo por la presencia de incontables ascuas como luciérnagas de fuego.

Desperté sobresaltado en el momento en que dejaba atrás la parada donde debía bajar. Me abrí paso a tumbos con la desesperación creciente de que mientras más tardara en bajar, más me alejaría de mi casa y más tendría que caminar bajo el sol fúrico de la tarde.
Por fin con mucho trabajo y tras demasiado contacto humano para mi gusto, pude bajar de aquella mole metálica similar a un horno rodante. Caminé pegado a los edificios en busca de la más mínima gota de sombra que escurría tan pobre y lentamente por las fachadas de las casas.
Pero pronto me vi perdido de estos intentos al quedar pasmado por la imagen frente a mí:

El edificio en que vivía con mi familia había sufrido un terrible incendio. Ahora yacía casi como un monumento de guerra...despojos y escombros de metal y piedra resquebrajada. Pude ver que parte del recibidor permanecía en pie y de él salía una tenue luz que generaba unas extrañas sombras en el único muro que parecía permanecer en pie. Entré frenéticamente sin hacer caso de los policías que pretendían impedírmelo.
Ya dentro pude estar seguro. Las sombras eran provocadas por los bomberos que se esforzaban en acabar hasta con la más pequeña cría del fuego devorador. El cuarto caliente y húmedo por la acción de las mangueras estaba inundado de pequeños puntos luminosos, de un enorme enjambre de luciérnagas de fuego que se arremolinaban en torno a mí...esperando mi reacción para regodearse de ella, para burlarse de mí.

Ya no duermo. No por el insomnio fruto del trauma sufrido aquel día. No duermo por iniciativa propia...si evito mis "sueños", si es que les puedo llamar así, evitaré el futuro. O cuando menos evitaré la tortura que es conocerlo y no poder hacer nada al respecto. Y por eso estoy a estas horas escribiendo mi recuerdo del futuro, para escapar de él, para escapar del porvenir, para engañar al Destino.

Etiquetas:

4 comentarios:

Blogger Angie ha dicho...

Me gusta como expresas eso sin nada de pesar.. es tan triste pero asi es la gente, siemprecuando estas fuera no importa tanto lo que le pase a los demas

15 de abril de 2010, 23:16  
Anonymous elian ha dicho...

Hombre... los "sueños" como predictivos y escalofriantes. No he tenido mejores sentimientos, lugares visitados, vivencias aprendidas de los mismos dioses, nada comparado con las propias de los encantos que me regalan mis "sueños". Así son, así es, así será y fue, sufrimiento y aunque sabes lo que pasará llegará el día.... el día del fin absoluto.

Excelente escrito hombre !!... Lo felicito.

16 de abril de 2010, 0:51  
Blogger Uriel Cormorán ha dicho...

Me gusto; me viene a la mente: fiebre, desolación, miseria, pesadilla profética... Freddy Crugger (?) jajaja. Buenazo

16 de abril de 2010, 12:44  
Blogger El Sótano ha dicho...

Saludos quiméricos!!!

Yo cambiaría el segundo párrafo y referiría sólo la casa del personaje.
Además, te aconsejo que pongas especial atención en los adjetivos, creo que son demasiados y le quitan fluidez al texto.

Por supuesto, todo lo anterior es sólo mi humilde opinión.

Ahí nos vidrios.

24 de abril de 2010, 0:15  

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio